domingo, 28 de diciembre de 2008

Edgar Allan Poe

Las experiencias se construyen a partir de las sensaciones que nos inundan, que nos gobiernar, que nos orillan a actuar. Hay diferentes maneras de percibir esas sensaciones en cada circunstancia dada, y es mediante estas diferencias que he podido distinguir algunas de las mismas. Como he podido también identificar las que más me gustan, particularmente dos de ellas.

La buena observación: deternos a sentir con cada uno de nuestros sentidos lo que sucede en nuestro universo inmediato, vivir el contexto y no sólo en el. Degustar los detalles, olvidarnos de ser los protagonistas y enfocarnos a ser los espectadores del espectáculo continuo que puede llegar a ser la vida.

La buena descripción: valernos de un talentoso narrador, observador y minucioso, que escudriñe cada rincón de algún contexto y nos permita construir, sólo a partir de sus palabras, un objeto similar al que dio forma su buena observación. Sin duda, mucho mejor que una observación parcial o deficiente.

Edgar A. Poe es uno de mis escritores favoritos por muchas de las características de su obra y de su persona. Sin embargo, hay una de ellas que considero bastante significativa, sus descripciones. Son tan buenas que, a veces, puedo llegar a sentir lo mismo a partir de ellas que a partir de la mejor de mis observaciones.

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