domingo, 28 de diciembre de 2008

Edgar Allan Poe

Las experiencias se construyen a partir de las sensaciones que nos inundan, que nos gobiernar, que nos orillan a actuar. Hay diferentes maneras de percibir esas sensaciones en cada circunstancia dada, y es mediante estas diferencias que he podido distinguir algunas de las mismas. Como he podido también identificar las que más me gustan, particularmente dos de ellas.

La buena observación: deternos a sentir con cada uno de nuestros sentidos lo que sucede en nuestro universo inmediato, vivir el contexto y no sólo en el. Degustar los detalles, olvidarnos de ser los protagonistas y enfocarnos a ser los espectadores del espectáculo continuo que puede llegar a ser la vida.

La buena descripción: valernos de un talentoso narrador, observador y minucioso, que escudriñe cada rincón de algún contexto y nos permita construir, sólo a partir de sus palabras, un objeto similar al que dio forma su buena observación. Sin duda, mucho mejor que una observación parcial o deficiente.

Edgar A. Poe es uno de mis escritores favoritos por muchas de las características de su obra y de su persona. Sin embargo, hay una de ellas que considero bastante significativa, sus descripciones. Son tan buenas que, a veces, puedo llegar a sentir lo mismo a partir de ellas que a partir de la mejor de mis observaciones.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Like a rolling stone

Habíamos aprendido a dejar de medir el tiempo, pensábamos que sólo los impacientes gozaban al pintarle números al reloj. Para nosotros era sencillo; cada mañana el sol presumía en el cielo sus luces y nuestros irritados ojos se valían de los consejos de las mismas para intentar convencernos de que era tiempo de volver a casa. Y el hambre, tras haber sido sofocada a través de los minutos con el humo del pitillo, se matizaba poco a poco para acotar con precisión nuestra hora de comer.

Era domingo y hacía un frío tan corrosivo como el calor de las calderas del infierno, el sueño le exigía que se quedase enraizado en el suelo, pero la terquedad que heredó de su madre lo incitaba más y más a levantarse; no existía en ninguno de los mundos de los hombres fuerza capaz de extiguir un poco de aquella terquedad. Así que, como era propio de tan igenua persistencia, se levantó sólo para poder constatar que no podía mantenerse en pie.

Su segundo intento fue algo más elaborado: con las manos, se esculpió una silueta de aire y al instante comenzó a llenarla con cada parte de su humanidad."¡Vamos!", pensaba motivándolo desde mis adentros. No importaba lo absurdo de su empresa, me vi en la obligación instintiva de animarlo. Siendo sincero, he intentado recordar alguna ocasión en la que no nos hubieramos apoyado pero nunca he podido. Creo que es debido a que, al ser las cosas de esa manera, si alguno se adjudicaba alguna hazaña, ¡podríamos celebrarla juntos con otra juerga!

Habiendo logrado erguirse, se precipitó velozmente hacia el otro lado de la habitación y abrió la puerta del baño para después desaparecer detrás de la misma. Al terminar su cometido se levantó, se saco un moco, tosió dos veces y escupió en el lavabo, todo esto sirvió sólo como preámbulo para el gran final, el broche de oro. Terminó la proeza halando la palanca y se dispuso a volver a la sala, claro, no sin antes ver con desdén (aunque también con añoro) aquello que se iba por el caño.

Al salir, una sonrisa trepó hasta su rostro y como pudo se sujeto de lo más alto de sus mejillas, dádole así lugar a un cuadro, enmarcado por los bordes de la puerta, digno de cualquier museo postmodernista. Así había sido durante mucho tiempo, lo efímero se había convertido en nuestro combustible, en nuestra filosofía. Cual experimentada costurera, hilábamos cada puntada con la siguiente para bordar tardes enteras de carcajadas. Maldito suertudo, disfrutando incluso de una buena visita al lavatorio; sin duda alguna, él sabía lo que era la felicidad.

Teníamos pocas normas que seguir, pero era vital evitar que las cosas no fueran justo como queríamos, ya que, si un momento escapaba de nuestras garras, difícilmente podíamos volver a apresarlo. Así fue como nos prohibimos tener excusas para la ausencia de algún recuerdo, era imposible justificar nuestra estancia en el mundo si no seguíamos viviendo a tope.

Por desgracia, esa misma vida que habíamos idealizado se convirtió en nuestra acreedora, día con día venía y se llevaba lo necesario para poder pagarnos todos esos lujos. Nos arrebató, entre otras cosas, toda las sustancias con las que llenábamos las tardes de introspección; en la alacena sólo nos dejo café soluble y un poco de soledad.

En cuanto tuvo la oportunidad, la vida nos asigno un chaperón, tenía su propio nombre, pero nosotros le apodábamos resaca. ¡Esa estúpida resaca!, sólo nos privo de alcanzar aún más grandeza, vino a acentuar nuestra culpa y a disipar la alegría que hacíamos nuestra noche tras noche. Maldita, aún lo recuerdo, aquel carajo domingo él regresó sonriendo del baño y, tras exprimir cada gota de fuerza en sus músculos, la estúpida resaca le arrancó aquellas palabras, me dijo: "¡Cabrón!, me siento de la chingada".

viernes, 26 de diciembre de 2008

Dave Grohl y Kurt Cobain

Hace unos días estuve jugando billar con mis compañeros de la preparatoria, Mario preguntó si era cierto que la canción de "My hero" de Foo Fighters estaba inspirada en Kurt Cobain. Aunque nunca podremos saberlo con certeza, Dave Grohl ha dicho más de una vez que no es así, por eso comenté que no creía que fuese verdad. Luego, después de algunos comentarios, Omar dijo que Dave le debía toda su fama a Kurt Cobain (Omar es un guitarrista bastante bueno y también quien me ayudo al empezar en el mundo de las cuerdas).
Fuera de la ligera molestia que me pudieron haber causado el comentario y la actitud de Omar, creo que la música de Kurt Cobain es bastante primitiva, mientras que Dave Grohl ha desarrollado una habilidad notable, tanto en los instrumentos y vocales como en las letras y notas.
Creo que es gracias a Dave Grohl que musicalmente Foo Fighters se lleva de calle a Nirvana, al menos en mi opinión. Con esto me refiero a que al comparar la obra completa de ambas agrupaciones Nirvana se ve bastante superado; claro, resaltando que es una opinión basadada en mis gustos musicales. Aunque tengo que decir que estó no hace posible negar que ésta última tiene piezas que son atemporales y están llenas de profundidad.
Es verdad que en ninguna de las canciones de Foo Fighters se puede encontrar la fuerza que hay en cada verso de "You know you're right" y el contexto de "Smells like teen spirit" la ha convertido en una de las mejores canciones de la historia no sólo por ser buena, sino también por estar cargada de contenido filosófico-social.
No quiero que se me malentienda; Kurt Cobain es, en lo que a mí respecta, el personaje más importante de la música de los 90's y, aunque no fue muy buen músico pensando en lo técnico, el vino a defender lo más importante dentro de la misma. A muchos artistas se les dificulta descifrar que es esto, pero Kurt siempre lo tuvo muy claro, lo más importante de la música es... ¡¡la música!! Él, prácticamente solo, la libero de toda la basura que la rodeaba.
Sin embargo, me gusta más la música de Foo Fighters, es bastante más elaborada que la de Nirvana, y ninguna de sus canciones parece estar concebida sin fin alguno, también me agrada la manera en la que defienden su obra sólo teniendo por argumento el arte que involucra, de la misma manera que Kurt Cobain profesaba.
En conclusión, creo que Dave Grohl le debe su reconocimiento sólo a su talento, desde que formaba parte de Nirvana mostró dotes como baterista, y con Foo Fighters ha logrado hacer música impresionante, es posible que la filosofía de la banda sí se deba directamente a Kurt Cobain, pero al hablar de música Foo Fighters hace meritos como para quedar a la par, o incluso por encima, de Nirvana y de muchos más. Aunque, ¿para qué hacer la distinción si podemos escuchar a los dos?

martes, 23 de diciembre de 2008

La realidad...

Al proyectar la realidad a través de nuestros sentidos se forma una imagen en nuestra cabeza, una figura infinitamente abstracta que, curiosamente, no deja de ser real en ningún sentido. Así también, mediante el análisis de dicho objeto abstracto, nos damos una idea de como funciona la realidad. Creemos, con justa razón, que al someter dicho objeto a las mismas leyes que lo conforman seremos capaces de vislumbrar cientos de verdades acerca de la realidad. Es así como, en un acto de fe, proyectamos de vuelta a la realidad los resultados del análisis de dicho objeto, esperando obtener sólo verdad...
Este objeto es al que yo denomino lógica, sin duda un objeto fascinante. No hay nada en el mundo, a excepción de la misma, que pueda jactarse de ser omnipresente. Entiendo que muchas personas puedan discrepar en este punto y comprendo la mayor parte de las ideas que justifican este pensar. Sin embargo, dando a la lógica la definición anterior, se puede justificar la aseveración de su omnimpresencia.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Principios y prioridades

En algún momento Arturo me dijo que él consideraba que no era prudente pretender axiomatizar el actuar de las personas. A mi parecer tiene razón, también defiendo esa postura, sin embargo, mi justificación es escencialmente distinta.
En una de las conversaciones que tuve al respecto con él discutimos sobre la moral. Yo defendía que la moral de cada persona está regida por principios que son inapelables. Explicaba que cada persona tiene ideas acerca de su moral particularmente importantes, y que considera que no deben ser cuestionadas bajo ninguna circunstancia. En mi caso, por ejemplo, el hecho de que nadie tiene derecho a cuestionar la filosofía de vida de alguien como errónea es uno de estos principios. En otras palabras, existe una lista de principios que uno pretende respetar a lo largo de su vida. Claramente esta lista no presenta una rigidez permanente, por el contrario, es preciso moldearla a través del tiempo, mientras crecemos como personas y ampliamos nuestro criterio.
Arturo estaba en desacuerdo con está concepción de la moral, e inmediatamente trato de hacerme ver que había ciertas inconsistencías. Así fue como comenzó a dar ejemplos concretos sobre los cuales profundizamos de una manera bastante enriquecedora. El punto importante que Arturo quería tocar era que hay actos morales que, para un mismo individuo, se ven justificados en algunas circunstancias y en otras no, y que, por lo tanto, no había manera de definir los elementos de dicha lista. Como ejemplo de esto podríamos tomar el hacer daño a alguién con el fin de proteger a algien cercano.
Era bastante importante que tratáramos ese detalle, ya que éste da lugar a una parte importante de esta concepción de la moral. Le comenté que dicha lista no era sólo un conjunto de principios, sino que cada uno de ellos tenía una jerarquía, de manera que cada vez que un individuo faltaba a uno de los principios en su lista se justificaba en uno de mayor prioridad. Concretamente, en el ejemplo anteriror, aunque podamos encontrar como elemento de la lista el no agredir a las demás personas, en el individuo en cuestión se encuentra por encima de esté principio la protección a sus allegados. Es así como nos permitimos faltar a uno de nuestros principios, haciendo valer la jerarquía de alguno que consideremos más importante.
Tras haber escuchado de las prioridades observé a Arturo mucho menos renuente, sin embargo, no parecía totalmente convencido. A mí me parece una buena concepción de moral debido a que presenta dos caraterísticas interesantes: la idea de los principios presenta cierta universalidad, ya que en la mayor parte de las personas hay ideas similares respecto a lo malo y lo bueno, y el hecho de que dicha universalidad no afecta su flexibilidad, ya que las prioridades se ven definidas de forma crítica por cada individuo. Estás características lo convierten en un esquema global, que no va en contra de ninguna concepción subjetiva de moral. Y nos permite ver caraterísticas de la misma tanto en un entorno social como dentro de cada individuo. ¿Qué les parece a ustedes?

Cómanse el mundo

No tengo idea de que sucede, el mundo se ha convertido en un pedazo de mierda, miro a mi alrededor y veo un montón de personas que han dejado de ser personas, y se han convertido en esclavos de sus propias vidas. Nada en el mundo, a excepción del miedo a la muerte, parece darles un verdadero motivo para existir.
Esto es bastante triste, incluso lastimoso, mirar a mi alrededor y ver gente que cree que es feliz porque pudo etiquetar algo ostentoso como suyo, seres que se consideran afortunados porque cargan cosas bonitas y caras en los bolsillos, y porque pueden presumirlas a los otros de su especie.
Es triste pensar que sólo pasan por la vida esperando disfrutar de "todo" lo que esta les puede ofrecer y no pretenden servir a la misma para un carajo, no conciben que es aquí en dónde realmente radica la escencia de esta, en trascender, en ser alguién y no algo.
Viven sin tener en cuenta siquiera que el mundo que pretenden comerse a puños es más profundo de lo que imaginan, no consideran que en la vida no son las cosas materiales, o los sentimientos egoístas los que constituyen el todo. Reconocimiento, fama, dinero, "bienestar"... basura, eso es lo que pretenden disfrutar.
Su malograda racionalidad les hace pensar que son grandes, cuando realmente son como hormiguitas, insignificantes, carentes de individualidad, poseedores de una existencia tan frágil, que un sólo paso en la dirección adecuada puede terminar con la misma. Un sólo paso que puede terminar con sus vidas sin necesidad siquiera de romper la linea de las demás, otros miles de "individuos" que pueden prescindir fácilmente tanto de su existencia como de su actuar.
Idiotas, no tengo mejor adjetivo para adjudicarles, no cuentan con meritos suficientes para ser llamados mediocres, mediocre es aquel que tiene la capacidad, pero a causa del conformismo (que puede ser causado por diversas circunstancias) no se permite utilizarla. Sin embargo, ustedes, ilusos bipedos "concientes", no tienen capacidad de nada, se han visto absortos en su malfundado ego, sólo son capaces de destriur las cosas que no comprenden, no por falta de ganas, sino por falta de capacidad. Cómanse el mundo, ese mundo materíal y egolatra que tanto adoran, mueran atragantados.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Otro jueves cobarde

Otro jueves cobarde, no es más que otro de esos funestos e insípidos días, incapaces de brindar el júbilo que traen consigo los viernes e incapaces de dar suficientes motivos para ser tan odiados como los aburridos lunes. Así es, sólo son jueves, jueves cobardes.
Los días más tristes que recuerdo han sido jueves. Se han convertido en eternos enemigos míos e incondicionales aliados del tiempo. Son criaturas fantasma que roban partes de mí cada vez que se cruzan en mi camino. Ese día lluvioso de agosto que me sentí tan sólo, era jueves; el día de noviembre, sin duda el peor de todos, que me hizo sentir tan miserable, jueves también; incluso fue jueves aquel caluroso y descepcionante viernes de verano. Parece que estoy maldito, incluso hoy que te vas, hoy que te extraño, adivina... ¡ES JUEVES!

Juan Ramón Camacho

Hola mundo!!