Otro jueves cobarde, no es más que otro de esos funestos e insípidos días, incapaces de brindar el júbilo que traen consigo los viernes e incapaces de dar suficientes motivos para ser tan odiados como los aburridos lunes. Así es, sólo son jueves, jueves cobardes.
Los días más tristes que recuerdo han sido jueves. Se han convertido en eternos enemigos míos e incondicionales aliados del tiempo. Son criaturas fantasma que roban partes de mí cada vez que se cruzan en mi camino. Ese día lluvioso de agosto que me sentí tan sólo, era jueves; el día de noviembre, sin duda el peor de todos, que me hizo sentir tan miserable, jueves también; incluso fue jueves aquel caluroso y descepcionante viernes de verano. Parece que estoy maldito, incluso hoy que te vas, hoy que te extraño, adivina... ¡ES JUEVES!
Los días más tristes que recuerdo han sido jueves. Se han convertido en eternos enemigos míos e incondicionales aliados del tiempo. Son criaturas fantasma que roban partes de mí cada vez que se cruzan en mi camino. Ese día lluvioso de agosto que me sentí tan sólo, era jueves; el día de noviembre, sin duda el peor de todos, que me hizo sentir tan miserable, jueves también; incluso fue jueves aquel caluroso y descepcionante viernes de verano. Parece que estoy maldito, incluso hoy que te vas, hoy que te extraño, adivina... ¡ES JUEVES!
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