...él sufre pero no se da cuenta. Con el tiempo se ha convertido en un fanático de su propia moral. Se dice ateo, pero tiene más fé que nadie, tiene fé en sí mismo y en lo que profesa. Cree que si actúa de acuerdo a su discurso, el paraíso que él mismo construyó para después prometerse será suyo. No tiene tiempo de dudar, de sufrir, de llorar o de reprochar, no se da cuenta de que no es suficiente estar bien con él para ser feliz, no se da cuenta de que sólo cree en las palabras arbitrarias de un individuo cualquiera. No se da cuenta de que él también tiene el derecho de actuar como un ser humano.
domingo, 20 de septiembre de 2009
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